La enfermedad y el Salto de Conciencia
Basado en las conferencias de Corrado Malanga.
F. Chacon www.Vitalmagnet.com
La relación entre la conciencia y el estado de enfermedad adquiere una perspectiva realmente innovadora desde la lupa de la física cuántica. Existe una visión más expandida que la de la ciencia médica de un resfriado, un tumor etc. Pensemos que es un momento en el que el cuerpo físico no se encuentra en armonía, donde, por armonía, entendemos uno de los conceptos de la entropía: el sistema tiene una energía menor en términos del desorden universal. Se dice que tiene alta entropía.
¿Qué es lo que une la entropía con la energía? Según los nuevos modelos de la física cuántica, en las formulaciones de la consciencia de Roger Penrose, la entropía parece medir la energía. En realidad, no mide la energía, sino que mide algo muy similar a la energía que es la conciencia, la autoconciencia. Cuanto más consciente se es de uno mismo, más se tiene conciencia.
La consciencia no se puede medir, pero la conciencia es un vector físico que se puede medir.
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La consciencia sería la entropía tal como está definida por la segunda ley de la termodinámica, mientras que la conciencia es el delta S, es decir, la diferencia de entropía que se tiene al principio y al final de un determinado camino.
En el caso de la enfermedad, una persona comienza a vivir estando sana, después se enferma y luego se recupera nuevamente. Vuelve a estar sana. Aquí hay algo que no concuerda con el principio de entropía ya que el segundo principio de termodinámica dice que en el universo la entropía siempre aumenta. Significa que la energía del universo disminuye, todo se regulariza y tiende a un estado de equilibrio.
Las mediciones realizadas a nivel de física cuántica sobre la entropía, es decir, sobre el desorden en la enfermedad, han encontrado algo muy interesante. Las células enfermas parecen tener un aporte de entropía menor que las células sanas, o sea que las células enfermas están más desordenadas que las sanas. Esto es algo muy extraño, porque si el proceso espontáneo en el universo es el aumento de entropía, el proceso espontáneo para el cuerpo físico no sería el de enfermarse, sino el de sanarse constantemente: pasar de un estado de menor entropía a un estado de mayor entropía.
¿Qué no concuerda? ¿Por qué entonces nos enfermamos? Desde el punto de vista entrópico y como se mencionó antes, hay tres momentos importantes, primero se está sano, luego se está enfermo y luego se sana. Es un error pensar que la entropía primero da un salto de cierto valor, luego disminuye y luego vuelve a subir, porque la segunda ley de la termodinámica no lo permite. La entropía siempre aumenta. Pero entonces ¿por qué las células enfermas tienen la entropía más baja? Los tres pasos, primero, segundo y tercero que aplican siempre. Podemos compararlos desde el punto de vista entrópico con el desorden que uno tiene en la mente. ¿Por qué? Un sujeto que no sabe nada de sí mismo, diremos que tiene baja conciencia: un ignorante según el primer estadío, en cierto momento empezará a hacerse preguntas acerca de las cosas y a buscar una respuesta. Este es el segundo paso. Ahora bien, el tercer paso es cuando se encuentra una respuesta. ¿Será igual la medida de la conciencia del sujeto antes y después de encontrar la respuesta? No puede serlo. Algo ha cambiado. La entropía, dicen los físicos, es igual a menos logaritmo de las formas en que puedes ser. Si puedes sentarte y ponerte de pie, la entropía es el logaritmo negativo de dos. Si sólo puedes sentarte, la entropía es el logaritmo negativo de uno. Básicamente, así es como funciona. Retomemos nuestro ejemplo. Cuando no sabes nada, no haces preguntas. El estado entrópico prácticamente se puede calcular como menos infinito, es decir, un número muy bajo. Cuando te haces una pregunta y estás esperando una respuesta, la pregunta y la respuesta son los dos estados entrópicos logaritmo de dos. ¿Y qué sucede cuando lo resuelves? Sólo hay una respuesta, el logaritmo de uno será cero. La entropía va de menos infinito a cero y en la enfermedad es lo mismo. Se parte, como siempre, de estar sano; sano, pero ignorante e inconsciente de algún aspecto, porque tenemos dudas, conflictos, emociones para las cuales buscamos respuestas. Cuando llega la enfermedad, es el momento en que hay que entender algo, resolver un conflicto. Es una expresión, un instante en el que te preguntas algo y buscas dentro de ti una respuesta a tu problema que es psicosomático, representado por una enfermedad en tu cuerpo. Pero enfermedad no significa sólo enfermedad del cuerpo. Es un estado de desequilibrio, por lo tanto vivimos un momento de fracaso en la vida, una preocupación, tenemos un punto de vista inflexible con respecto a algo o una dificultad particular, etc.
En este contexto podemos preguntarnos ¿enfermamos porque hay algo que no entendemos? La enfermedad es una oportunidad para comprender algo sobre uno mismo. Cuando tenemos la respuesta nos sanamos. Así que lo que parecía una violación a la segunda ley de la termodinamica, no lo es. ¿Por qué? La entropía aumentó. La conciencia no es la misma. Hay más órden en nuestra mente. Pareció disminuir, porque tenías células enfermas que tenían una entropía más baja, es decir, un desorden más alto. Sin embargo, en todo el contexto de tu ser holístico, en realidad te estabas preguntando algo por lo que tu consciencia y tu conciencia estaban a punto de manifestarse.
Pero ¿qué significa todo esto desde el punto de vista de la física cuántica?
Entropico quiere decir que quien está enfermo es inconsciente en algún aspecto, y el que está sano es aquel consciente de sí mismo, en equilibrio con la naturaleza, con el universo, con todo. Quien se encuentra en este estado no enferma, nunca enfermará.
Esto nos lleva a otro concepto. Si todo esto es cierto, y parece que lo es en términos cuánticos, entonces somos nosotros mismos quienes provocamos la enfermedad. Es decir, nos hacemos una pregunta: el por qué de las cosas de las que la enfermedad representa en un determinado momento. Saber esto es la mejor herramienta para la autosanación.
Nos enfermamos por nuestra voluntad para comprender algo o para solucionar un conflicto cada vez que debemos expandir nuestra conciencia. Claramente esta expansión no sólo llega con la enfermedad.
No solo la física cuántica dice esto, la medicina del Dr. Hammer y la Biodescodificación lo demuestran.
La psique y el soma dijo Jung son las dos cajas con las que está hecho el cuerpo humano, la psique es la parte anímica, y el soma el cuerpo. El alma, en su afán siempre de expandirse, tiene un problema que resolver y lo desahoga en el cuerpo para revelarlo; para mostrar su baja entropía. Las enfermedades del cuerpo serían en realidad enfermedades del alma.
Esto realmente parece cierto. Tomemos, por ejemplo, lo que ocurre con el efecto placebo en la medicina. El efecto placebo es sólo un efecto psicológico de naturaleza puramente psicosomática, mediante el cual te convences de que estás mejorando. No mejoras, pero te sientes mejor. Las últimas mediciones realizadas, incluso con tomografía de positrones, muestran que el efecto placebo es, sin embargo, algo mucho más complejo. Es decir, si tomas a una persona con dolor y le aplicas una inyección placebo, y le dices que le dieron un analgésico, el dolor desaparece. La tomografía de positrones, muestra cómo en ese instante, mientras te dicen que no deberías tener dolor, tu mente actúa sobre la realidad virtual que es un holograma externo y la modifica. Tu cerebro cree que no deberías sufrir.
Pero ese medicamento nunca funcionará, y mucho menos mejorará. Y de hecho no te curas. Con este razonamiento al límite, no es la medicina la que te cura, sino que es tu conciencia y tu atención las que se aseguran de que entiendas por qué enfermaste y por lo tanto lograr de alguna manera sanar. Pero si no le damos respuesta a la pregunta inicial, es posible que volvamos a enfermar ya sea de la misma forma o de la manera en que el alma se exprese, probablemente con otra enfermedad similar.
Algunos artículos de física cuántica y neurofisiología estudian los llamados biofotones, fotones de baja energía que se emiten voluntaria y conscientemente desde el cuerpo humano, estos biofotones irradian un tejido enfermo y le devuelven la salud. Estos estudios se han realizado mediante experimentos muy interesantes: por ejemplo, se toma a una persona, se la coloca en una habitación cerrada y luego se toman fotos en la oscuridad con cámaras adecuadas mientras se le pide que imagine una fuente de luz potente en su cerebro. Es muy interesante, en este contexto, el trabajo de Michael Persinger publicado en importantes revistas médicas, donde su lóbulo derecho se ilumina. Fritz-Albert Popp demuestra que especialmente de las manos y algunas zonas de los pies y de la cara, salen estos biofotones que de alguna manera nos hacen pensar en la famosa imposición de manos de los “sanadores”. Muchos trabajos de neurofisiología moderna como en física cuántica, demuestran el efecto de los biofotones.
Con la hipnosis se ha logrado sanar a personas, llegando a la parte inconsciente, comprendiendo el origen del conflicto que causa la enfermedad y de manera más fácil logrando la sanación.
Claramente, la parte más difícil y a veces lenta es el agotador trabajo que está detrás del reconocimiento de ese problema. Es esa pregunta, o ese conflicto que al resolverlo, nos permite hacer el salto de conciencia. Luego viene la parte de convencernos de hacer ese cambio de ser y vivir en el ahora con los nuevos puntos de vista, evolucionados. Es aquí donde se dio el cambio entrópico.
Y ahora surgen otras preguntas:
¿Funciona la sanación que nos hace el santo de turno que nos toca la frente, los imanes de biomagnetismo, los medicamentos, o todo lo que la new age nos propone?
Probablemente sí, por medio de nuestra conciencia o al permitir cambiar nuestro holograma, pero quizás solo temporalmente porque tarde o temprano tendremos que resolver la pregunta inicial para avanzar a un estado de mayor orden. Si esto es así, las herramientas de sanación permiten ganar tiempo, estabilizarse para poder hacer el viaje interior con mayor tranquilidad, sin el agobio de los síntomas, entendiendo que fuimos nosotros quienes nos enfermamos para poder comprender algo.
El “sanador” entonces no es sanador si no explica esto a quien atiende. Y quién es sanado, deberá comprender que haciendo el recorrido fácil, solo retrasa su evolución álmica.
En este viaje al interior del autoconocimiento, los biómetros con pares de Biomagnetismo y Biodescodificación de www.Vitalmagnet.com para usar con radiestesia o kinestesia son la principal herramienta que proponemos para nuestra evolución.